Nuestra lengua se llama Castellano, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló esta modalidad en tiempos medievales: Castilla.
Sin embargo, existe alguna polémica en torno a la denominación del idioma por diversos motivos:
Uno es que el término Español es relativamente reciente y no es admitido por muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que Español incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo nuestra lengua, Castellano, entendida como “lengua de Castilla”.Otro motivo es que en los países hispanoamericanos se considera la denominación Castellano como la más adecuada, ya que si bien nuestra lengua proviene de la península, "se ha enriquecido y complejizado con muchísimos aportes propios, y hoy se compone de elementos lingüísticos extraeuropeos que merecen estudio y reconocimiento y la hacen otra, una y múltiple. El Castellano Americano que nos identifica y hermana políticamente recoge tradiciones propias y enlaza parentescos nacidos de esta tierra prodigiosa a la que vinieron millones de extranjeros para asimilarse y enriquecer su carácter, creando una cultura latinoamericana que necesariamente es un fruto plural y que tiene expresiones peculiares y su propia y riquísima tradición literaria. Y así es leída en todo el continente, porque ha sido y es escrita en el Castellano de América" (Giardinelli, Mempo. 2011).
Afirma Giardinelli: "Es claro que, como se dice comúnmente, hablamos la lengua de Cervantes. Pero es también la lengua de Sor Juana y de Sarmiento, la de Borges y Cortázar, y la de Neruda, García Márquez, Rulfo y tantos y tantas más que han creado una magnífica literatura que hoy nos expresa a más de 500 millones de personas...".
En el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (Córdoba, 2019), la escritora cordobesa María Teresa Andruetto también sostuvo que no es "Español" el nombre adecuado para nuestro idioma, sino Castellano, "porque para nosotros -dijo Andruetto-, para nuestro sistema educativo, la academia, la alta cultura y la cultura popular, esta lengua en la que aquí se hablo siempre ha sido la lengua castellana. Así llegó a América, con la conquista y con la iglesia, la lengua de Castilla y fue esa lengua y no otras que se hablaban o se hablan en España, la que se impuso –no sin dolor, no sin lucha, no sin resistencia- sobre las lenguas originarias".
Cita además Andruetto a Eugenia Almeida: "El castellano de esta América es un conjunto de variables mestizadas por pueblos originarios, aportes árabes, africanos, europeos y asiáticos que –esclavizados, sometidos, aceptados o bienvenidos – impregnaron nuestros modos de decir y de pensar".
Uno es que el término Español es relativamente reciente y no es admitido por muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que Español incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo nuestra lengua, Castellano, entendida como “lengua de Castilla”.Otro motivo es que en los países hispanoamericanos se considera la denominación Castellano como la más adecuada, ya que si bien nuestra lengua proviene de la península, "se ha enriquecido y complejizado con muchísimos aportes propios, y hoy se compone de elementos lingüísticos extraeuropeos que merecen estudio y reconocimiento y la hacen otra, una y múltiple. El Castellano Americano que nos identifica y hermana políticamente recoge tradiciones propias y enlaza parentescos nacidos de esta tierra prodigiosa a la que vinieron millones de extranjeros para asimilarse y enriquecer su carácter, creando una cultura latinoamericana que necesariamente es un fruto plural y que tiene expresiones peculiares y su propia y riquísima tradición literaria. Y así es leída en todo el continente, porque ha sido y es escrita en el Castellano de América" (Giardinelli, Mempo. 2011).
Afirma Giardinelli: "Es claro que, como se dice comúnmente, hablamos la lengua de Cervantes. Pero es también la lengua de Sor Juana y de Sarmiento, la de Borges y Cortázar, y la de Neruda, García Márquez, Rulfo y tantos y tantas más que han creado una magnífica literatura que hoy nos expresa a más de 500 millones de personas...".
En el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (Córdoba, 2019), la escritora cordobesa María Teresa Andruetto también sostuvo que no es "Español" el nombre adecuado para nuestro idioma, sino Castellano, "porque para nosotros -dijo Andruetto-, para nuestro sistema educativo, la academia, la alta cultura y la cultura popular, esta lengua en la que aquí se hablo siempre ha sido la lengua castellana. Así llegó a América, con la conquista y con la iglesia, la lengua de Castilla y fue esa lengua y no otras que se hablaban o se hablan en España, la que se impuso –no sin dolor, no sin lucha, no sin resistencia- sobre las lenguas originarias".
Cita además Andruetto a Eugenia Almeida: "El castellano de esta América es un conjunto de variables mestizadas por pueblos originarios, aportes árabes, africanos, europeos y asiáticos que –esclavizados, sometidos, aceptados o bienvenidos – impregnaron nuestros modos de decir y de pensar".
Compartimos estas opiniones y sostenemos que denominar Español a nuestro idioma es una forma de nombrarlo parcialmente y haciendo alusión a un país y no a su verdadero origen, que fue Castilla. Optamos por denominar a nuestro idioma Castellano.
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